martes, 4 de mayo de 2010

Lo eterno y lo efímero...

Ya está, me decido a escribir y asumo todo el riesgo de que me llamen feminista en el mejor de los casos, pero aquí va. ¿Para qué tanto maquillaje, tanta plancha en el pelo, tintes, horas de gimnasio, cirugías…? Existen básicamente dos motivos para que una mujer transforme de manera temporal o permanente (que termina siendo temporal también) su físico natural. La primera, que respeto y considero hasta necesaria, es por complacerse a sí mismas. No hay nada de malo en hacer ejercicios, yo por ejemplo desde que descubrí que ejercitarse libera endorfinas al igual que el chocolate, alterno, unas veces me atraco de chocolates (sobre todo cuando un alma caritativa se compadece de mí) y otras veces paso dos horas dando brinquitos (ojo no malinterpretar) o corriendo por 5ta avenida. Pero también existe la variante de cambiar el físico para complacer a otra persona, y aquí, con todo respeto, tengo que discrepar. Lo negativo de tener un pelo impecablemente planchado, media hora de maquillajes, dos horas diarias de ejercicios, y 50cuc en ropa de marca encima, es que, si en eso se basa la incondicionalidad de tu pareja, pues tienes un problema. Si la cosa va en serio, en algún momento terminarán por compartir mucho tiempo juntos, incluso convivir, y ya no tendrás el medio día de gracia sin su presencia para arreglarte el cabello. Tendrá que verte con el pelo tal y como tu información genética dicta…inevitablemente si estudias o trabajas o sencillamente atiendes la casa, acabarás por olvidar durante una semana sacarte las cejas, no tendrás dos horas para maquillarte todos los días…en fin, la magia de la “apariencia” dura poco, muy poco. No se trata de andar por el mundo sin mirarte al espejo, pero una de las pocas verdades universales es que si no te amas tú, no servirá de nada que alguien más lo haga. Por eso, que me conozcan tal y como soy, con mi pelo regado, mis masitas en lugares estratégicos, mi ausencia de pechonalidad…que sean mis ojos o mi mirada, mi inteligencia o mi personalidad, mi bondad o mi ternura las que conquisten, el cuerpo se marchita, el maquillaje se cae con el agua… el calor de una mirada es eterno.

lunes, 3 de mayo de 2010

Frágil realidad...

Ni Dios, ni nadie, salva lo que se perdió. Una duda puede condenar ciudades, la locura puede derribar al sol.


Yo nunca quise esperarte en cada amanecer, en cada sonido del teléfono, cada toque en mi puerta. Quise tomarte, saciar mi sed y dejarte ir, eso era todo, no había misterio, no había esperanza de nada. ¿Qué hago entonces buscándote entre las sábanas? ¿Por qué sigo esperando el paso del día para hablarte, comentarte algo? ¿Por qué sigo de pie frente al fregadero esperando que te acerques sin darme cuenta y me sorprendas con un abrazo? ¿Por qué abrazo una almohada al dormir esperando que amanezcas tú entre mis brazos? Y la mejor de todas las preguntas… ¿me estás esperando tú también? ¿me estás extrañando tú? ¿O acaso tuviste la capacidad que a mí me faltó para beber y dejar ir…? No supimos confiar, no supimos caminar, no supimos darnos cuenta de que estábamos uno frente al otro… o tal vez yo no sé de qué hablo… tú nunca exististe, yo nunca te quise, a Kennedy no lo mataron, las Torres Gemelas no cayeron, la Guerra Fría no fue más que un libro de terror… la realidad es tan frágil..