martes, 13 de abril de 2010

Solos aunque nos mate la soledad...

A los que nos quedamos solos aunque nos mate la soledad:

Siempre me he sentido dichosa por haber tenido la familia que he tenido. Con todos los conflictos intra-familiares que entraña la convivencia de más de dos generaciones bajo el mismo techo, yo crecí en un ambiente de entendimiento, de pasión por el conocimiento y estrictos valores morales y éticos. De mi familia aprendí prácticamente todo lo que sé, y lo más importante, la sed de querer saber siempre más, de buscar respuestas aunque aparentemente no las haya, de no conformarme con una versión de los hechos… Estoy de todo corazón muy agradecida por la familia que me tocó, no podría haber escogido una mejor.
El seno familiar me formó e inculcó características personales y valores que la vida recompensó luego con amigos magníficos. Una vez más, si la riqueza de las personas se pudiera medir por los amigos yo sería millonaria (que pena que no sea así verdad?) Con virtudes y defectos, he logrado agrupar a mi alrededor personas que en muchísimas ocasiones han demostrado quererme y valorarme.
Me quedaba entonces el ámbito de la pareja. Y aquí debo confesar que no he sido exactamente dichosa. Pero tal vez esa ha sido precisamente mi suerte. Yo creo en el amor, lo he sentido y lo he vivido, y bajo ningún concepto voy a cerrar mis puertas a eso, pero no creo que sea saludable poner como eje de rotación de nuestras vidas el amor de pareja.
Caminar por ahí buscando a quien amar o quien te ame resulta agotador y contraproducente. En principio porque si vas todo el tiempo pendiente de tener una pareja, si es sólo eso lo que buscas y esperas de cada día que respiras, dejas a un lado una serie de cosas que son igual o más importantes. Una relación amorosa es algo complicado, que requiere esfuerzo, trabajo, y si bien es cierto que los beneficios son muchos, y que no hay nada mas bello que amar y ser amado, ¿dónde queda todo lo demás?
Yo escojo seguir el camino sola, al menos por el momento. Me gusta caminar sola, me gusta detenerme a cada rato para observar algo, disfrutar cada flor q encuentro, analizar cada tropiezo y aprender de este… Me gusta leer, escuchar, observar… disfrutar mi tiempo como me parezca conveniente. ¡Hay tantas cosas que hacer con nuestro tiempo en esta tierra! Disfruto cada persona que tropieza conmigo de las maneras que me sean posibles, intento aprender de todos, la vida me ha demostrado que hasta las personas con menos educación te pueden enseñar algo… una vez una niña de 9 años me enseñó a no sufrir por los problemas ajenos (yo la lección no la aprendí muy bien pero fue valiosa) Por eso no cierro las puertas a nadie, bienvenidos sean todos los que quieran compartir su tiempo conmigo, incluso los que me quieren hacer daño pues de esos también se aprende.. Eso sí, no me pidan más de lo que puedo dar, todo el cariño del mundo y la sinceridad más absoluta…y si por ese camino nace el amor, pues bienvenido también, pero si no, me quedan los momentos compartidos, las sonrisas y los recuerdos, y sigo caminando solita… hasta que al rato, alguien más me salga al paso, y ¿quien sabe si sea esa persona la que siga caminando conmigo el resto de mi vida?

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